Sí, amigas y amigos. Hoy siento la necesidad de dejar atrás el mundo de la empresa para hablar de un tema decisivo en mi existencia: mi divorcio.
Recuerdo haber sido muy afortunado. Tras haber estudiado nuestro caso, el juez me dijo:
-Le concedo a su mujer una pensión vitalicia de 2000 dólares, más 300 por cada hijo. ¿Tiene algo que objetar?
A lo que yo respondí, emocionado:
-Señor juez, es usted extremadamente generoso; no sé cuánto podré darle yo.
(...Tan cierto como que me llamo John Hall).
Señor Hall, no sabía que fuera divorciado. Me ha dado una alegría.Bueno, quiero decir que no es una buena noticia que se haya divorciado, pero sí que esté libre. Bueno, no, no era eso lo que quería decir. Yo... Qué atolondrada soy.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por abrir su corazón
No eres hombre para el matrimonio, John; te corta las alas.
ResponderEliminarBesitos libres.
Un duro trance el del divorcio, amigo mío. Suerte de un juez tan generoso.
ResponderEliminarun abrazo solidario.
Gracias por abrirnos tu corazón, querido John. Porque los líderes empresariales también tenéis vuestros sentimientos.
ResponderEliminarUn beso
Créeme, sé de qué estás hablando... pero yo no tuve tanta suerte con el juez.
ResponderEliminarUn abrazo solidario
Pues a mí me gustaría divorciarme, porque significaría que estoy casado.
ResponderEliminarSoy Todd
Gracias por abrirnos las puertas de tu vida privada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Total, para lo que dice ya puede cerrar su corazon
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