Amigas, amigos, esta semana he
estado impartiendo un interesante “training course” llamado “Cómo sobrevivir en
un eco-edificio”.
Los participantes, empleados
pertenecientes a distintos departamentos de una gran empresa del sector
tecnológico, han realizado pruebas extremas de resistencia al frío y al calor,
al hambre y a la sed, y ejercicios físicos consistentes en subir y bajar
andando treinta plantas varias veces al día, a modo de entrenamiento para su
inminente traslado a un eco-edificio que carece de aire acondicionado,
calefacción, máquinas expendedoras de bebidas y alimentos de todo tipo y
ascensor.
Como colofón, hemos recuperado la
maravillosa tarea de sacar agua de un pozo cercano para después derramarla
sobre inodoros desprovistos de depósito.
Tal como se preveía, el “training
course” ha resultado todo un éxito, y así lo he comunicado a los altos cargos,
que en esta ocasión no han participado en la formación porque ellos, en un acto
de extrema generosidad, no se trasladarán al eco-edificio y permanecerán en un
inmueble con todas esas perniciosas comodidades para el medio ambiente y, como
consecuencia, para el ser humano.
Gracias por esta experiencia.
Con los tiempos que corren, cualquier manual de supervivencia es bienvenido.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Sé lo que es trabajar en un ecoedificio... Ojalá hubiera hecho en su día un curso así.
ResponderEliminarUn abrazo.
John, no sé si el título del post es irónico o va en serio...
ResponderEliminarUn saludo.
Perdonará mi ignorancia, señor Hall, pero es la primera vez que oigo hablar de un ecoedificio. Gracias por instruirme cada día un poco más.
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