Amigas, amigos, creo que no
habría resistido esta temporada de ritmo frenético sin haber realizado cada
mañana mis ejercicios de Tai Chi. Cuerpo, mente y espíritu se han beneficiado
de esta saludable práctica en la que todavía soy un humilde principiante.
Prueba de ello son las múltiples contusiones de mi sufrido maestro, Ling Chun, por las patadas que, en mi torpeza occidental y mi
ignorante impulsividad, le he propinado durante las sesiones.
Perdón, maestro.
Hola, amigo, cuanto tiempo...
ResponderEliminarEl Tai Chi siempre me ha ayudado a empezar el día relajado... pero vamos, nunca he agredido ami maestro!
Saludos.
A mí me va cualquier ejercicio más movido para relajarme...¡Necesito quemar los nervios!
ResponderEliminarUn abrazo, John.