Este será el tema de mi próxima conferencia, en vista de que el asunto ha suscitado la polémica a raíz del comentado caso de W.H, un empleado despedido por acudir vestido de payaso a su lugar de trabajo como protesta por las encorsetadas normas impuestas sobre vestimenta formal.
Desconozco el caso.
ResponderEliminarEn general, Uno pide trabajo para colaborar en la consecusión de un objetivo; ingresar a un ámbito determinado implica aceptar las reglas del lugar. Uno puede sugerir ideas, pero si está a disgusto, un hombre de bien se retira sin causar problemas. Después de todo, el mundo es grande, las oportunidades nuevas generan crecimiento y, debemos reconocer que quien es dador de empleos, está compartiendo el trabajo de más que recibe, con otras personas trabajadoras, que no pueden crearlo para llevar el pan a su familia.
Básicamente, regresando al instinto natural siempre sostengo que, ningún perro muerde la mano de quien le da de comer; por eso es el mejor amigo del hombre...y de la mujer, también.
http://enfugayremolino.blogspot.com/
Algo he leído sobre el asunto, pero también se ha rumoreado que este empleado padecía ciertos desórdenes psicológicos. Investigaré al respecto.
ResponderEliminarSaludos, John. Intentaré pasar por tu blog más a menudo.
Bueno, que sepas que estaré en la Century Business University para escuchar tu charla; ya he confirmado mi asistencia.
ResponderEliminarSaludos.
¿No se puede llegar a un término medio que no roce ni la rebeldía ni la traición? No sé, John, ya sabes que odio los extremos.
ResponderEliminarbesito
Mi querido John, siento mucho decirte que yo misma habría despedido a mi empleado por trabajar vestido de payaso. El buen gusto y la buena presencia son innegociables.
ResponderEliminarUn besito y un tirón de orejas.
¡pero si todo el mundo sabe que W.H. trabajaba en un circo, ja, ja, ja, ja, ja, jaaaaaaaaa!
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