¿Te has fijado en el agradecimiento servil que muestra un perro al darle una galleta? ¡Haz lo mismo con tus empleados! Llena un día sus infames cubículos con globos de intensos colores (previamente hinchados, por supuesto) antes de que lleguen a la oficina. Un efecto llamativo, inesperado, alegre y muy barato. Tu gente te lo sabrá agradecer como mereces.
John, encantada de haber encontrado tu blog! Fuí alumna tuya en la Century Business University. Te sigo.
ResponderEliminarSumamente eficaz, John. En RRHH solemos ponerlo en práctica con frecuencia.
ResponderEliminarUn saludo
Señor Hall, perdone mi ignorancia en el tema, pero el efecto galleta me ha parecido una estrategia visionaria!
ResponderEliminarGracias por compartir su saber con sus devotos seguidores
A mí me llenaron mi cubículo de chuches para mi cumpleaños... Aunque el resto de días me dan por donde amargan los pepinos, me hizo mucha ilusión!
ResponderEliminar